jueves, 16 de junio de 2011

Interioridades en Bérgamo.

Desde un tiempo aquí, me he dado cuenta de que cuando viajo a una ciudad, me encanta perderme por sus calles y observar lo que yo llamo sus interioridades. 
Vayas donde vayas, siempre hay un rincón que tiene identidad propia, que emana una energía especial que te transporta más allá del tiempo. 
Es bonito, descubrir las historias que hay escritas en los muros de una ciudad, las costumbres que se ocultan tras las ventanas de sus edificios y como no, encontrar los signos de su propia identidad.
Si, toda ciudad tiene una identidad propia, al igual que cada uno de nosotros. Simplemente,  hay que saber mirar para descubrirla. Si, todas las ciudades tienen calles, fuentes, edificios, plazas, cúpulas, escaleras, parques, farolas, iglesias, miradores, puentes y...un largo etc. Pero, cada calle, fuente, edificio, plaza, cúpula, escalera, parque, farola, iglesia, mirador, puente, ... es único en si mimo y diferente a los demás.
Así, que en mis viajes, al igual que descubro las interioridades de mis compañeros de viaje, me gusta robar en pequeñas instantáneas, las interioridades de la ciudad, porque así, permanecerán instauradas para siempre en mis recuerdos. 
Y os preguntareis... ¿para qué recordar? Simplemente, para hacer crecer el alma. 
Ya lo decía George Sand "El recuerdo es el perfume del alma".


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