domingo, 28 de abril de 2013

Muffins super chocolate

Me gustaría explicaros en este post, una de mis historias infantiles preferidas, después de la Cenicienta, claro está, que no es otra que la Leyenda de Sant Jordi. 
No se si sabréis, pero el 23 de abril es un día muy especial en Cataluña, ya que se festeja la Diada de Sant Jordi. En la mayoría de las escuelas, se festeja la festividad con una jornada cultural donde se representa la leyenda y se participa en recitales de poesía y narraciones. 
Por si no conocéis la historia, dejarme que me tome la licencia de explicaros el final. Según dice la leyenda, de la sangre del dragón nació un rosal y Sant Jordi ofreció una rosa en señal de amor a la princesa. Es por ello, que en tal señalado día los enamorados se intercambian una rosa y un libro para celebrar su amor.

Este año, aprovechando mi escapada a tierras italianas...me traje de allí un estupendísimo libro de cocina, de la "Arguiñano" italiana,  Benedetta Parodi. La verdad, es que yo no la conocía, pero Emi me lo recomendó y esa fue mi gran adquisición para este Sant Jordi. Así, que me vine de Italia, con un libro lleno de inspiración y nuevas recetas para poner en práctica: I menù di Benedetta.

Evidentemente, una super fan como yo del chocolate, lo primero que hice fue buscar alguna propuesta dulcemente interesante que poder practicar. Así, que hoy os traigo unos deliciosos Muffins super chocolate.


"Muffins super chocolate o mi versión de Muffin super cioccolato de I menù di Benedetta"

- 300 gr de harina de fuerza
- 1/2 sobre de levadura química
- 150 gr de azúcar
- 3 cucharadas de café de cacao amargo, suelo utilizar el de la casa valor para repostería, pero, se me había
  acabado y usé Nesquik.
- 100 gr de mantequilla
- 50 gr de nueces ( en la receta original no salen, pero como me encanta el gusto del chocolate con nueces 
  las añadí)
- 200 gr de chocolate fondant
- 2 huevos
- 1 yogur de cereales ( en la receta original es natural)

Primero ponemos el horno a calentar a 180 ºC y una vez elaborados los muffins las hornearemos durante 25 minutos.
Tomamos un bol, en el cual derretimos la mantequilla  junto a la mitad del chocolate en el microondas. Yo suelo utilizar un minuto a máxima potencia y después, con ayuda de una espátula, ir removiendo hasta que se derritan y queden totalmente ligadas.
Una vez hecho esto, añadiremos los huevos uno a uno y con ayuda de la batidora de varillas, mezclaremos hasta dar cremosidad a la masa.
Seguidamente, añadiremos el yogur y nuevamente, volveremos a mezclar hasta que la masa sea más homogénea.
Llegados a este punto, vamos a dar solidez a la masa, agregando el azúcar y el cacao. Veremos como después de mezclarlos suavemente, la masa se espesa un poquito. Pero, cuando se volverá más consistente será después de añadirle la harina junto a la levadura. Esta vez, a diferencia de cuando he hecho galletas, no he tamizado la harina, ya que para las muffins no es necesario que se aire, porque su textura busca más la grumosidad.
Posteriormente, añadiremos el chocolate restante troceado junto con las nueces partidas y removeremos con la ayuda de una espátula ligeramente. A mi particularmente, me gusta que los trocitos sean mas o menos del tamaño de media avellana, ya que más pequeños, pueden pasar desapercibidos. 
Una vez que ya tenemos la masa lista, es el momento de verterla en los moldes para magdalenas. Recordar, que con llenar dos tercios es suficiente. Una vez hecho esto, ya los tendremos preparados para hornear.


Os voy a explicar un secretito, bueno, seguro que ya lo conoceréis...cuanto más grandes sean los trozos de chocolate que ajuntemos a la masa, mayor será el impacto cuando nos los comamos. Os explico, una vez que se hornean los muffins, los pedacitos de chocolate se van derritiendo y solidificando al mismo tiempo. Realmente, es muy difícil de encontrar ese punto en que queden totalmente derretidos sin que la masa esté cruda. En mi horneado en 20 min, la masa todavía estaba cruda y en 25 min la mayor parte de los trocitos se había solidificado, pero algunos de ellos estaban derretidos y encontrarlos así es un dulce placer para el paladar.


No se si lo sabréis, pero la textura de el muffin es muy diferente de la del cupcake. Por norma general, los muffins son mucho más consistentes y los cupcakes más esponjosos. Esta gran diferencia, la podemos apreciar en el momento de elaborar la masa. Si hacemos cupcakes, observaremos que la masa nos queda más liquida. En cambio, para los muffins queda super solida y compacta.


Si os diesen a elegir entre un cupcake de chocolate o un muffin de chocolate, ¿cual elegiríais? Si os digo la verdad, para mi sería una decisión muy dificil. Por un lado, me encanta la esponjosidad de los cupcakes, pero me vuelve loca, la textura super consistente de los muffins. Así, que quizás, si hablamos de chocolate y super chocolate, con tropezones en su interior, sin duda alguna, me quedo con la versión del muffin, que es mucho más consistente y grumosa. 


Claro que si...el cupcake está relleno de nutella... Aunque esa sería otra historia y otra receta. 
Lo que queda claro, es que estos muffins de super chocolate, son ideales para acompañar un desayuno dominical junto a la buena lectura de un libro.

jueves, 25 de abril de 2013

El escritor de guias de viaje

Desde pequeño, soñaba con poder viajar lejos, con instalarme en un pequeño rincón en la campiña Italiana y allí poder dedicarme a lo que más me gustaba, viajar y escribir guías de viajes.
No se porqué, pero me fascinaban todas esas imágenes que mostraban lugares lejanos que sin duda alguna algún día me gustaría visitar. Me conformaba con mirarlas, pero con el tiempo, logré hacer mi sueño realidad.

Cerca del pequeño pueblo de San Gimignano, en plena Toscana, encontré una vieja casa que había que restaurar. No lo dudé ni un minuto y abandone mi querido país en busca de aventuras y de ese sueño por realizar.

Después de un largo año de reformas, papeleos y demás, me encuentro totalmente instalado y dispuesto a llevar a cabo mi primer encargo.
Una pequeña editorial, me ha pedido que edite una guia ilustrada sobre los lugares reconditos de mi región, la Toscana.


Todavía no se muy bien como voy a enfocarla, pues, me gustaría hacer algo diferente. Justamente, el otro día estaba hablando con el párroco de mi aldea, Tomaso, un joven muy amable y divertido, que se ha prestado amablemente a guiarme por algunos rincones y ilustrarme con diferentes leyendas y anécdotas sobre las ciudades.
Me encuentro totalmente abrumado y en mi sino interno, sentimientos confusos ahogan mi estomago. Estoy nervioso y emocionado a la vez. Mi mente viaja veloz del presente al pasado, recordando la emoción que albergaba mi alma cuando abría esos libros ilustrados.

Esta mañana, al disponerme a salir al encuentro de Tomaso, una agradable visita a llegado a mi patio. Una familia de patos, decidida a acampar, ha sitiado el lugar. Creo, que a partir de hoy voy a tener unos muy divertidos inquilinos, de los cuales, más adelante ya os hablaré.


Así, que con Tomaso ya en la puerta esperandome, he tomado mi antigua bicicleta y a golpe de pedal, hemos ido hasta la pequeña capilla que hay a las afueras de la aldea. La capilla, está en el interior de una ermita, la de la Madonna delle Lacrime.

Parece ser, que hace unos cien años, en ese lugar hubo una aparición mariana. Un bimbo, como llaman aquí a los niños, salió a jugar y cayo en un pozo justo al lado de la ermita. Estuvieron como más de una semana buscándolo y cuando ya lo daban por desapareció,  una noche se iluminó la capilla y alarmados, pensando que igual había fuego, algunos aldeanos se acercaron al lugar y encontraron al pequeño dentro del pozo.
Desde entonces los vecinos decidieron pintar la puerta de entrada de la capilla de color azul, en honor a la virgen.


Desde allí, nos hemos dirigido a la fabrica de embutidos. No se si lo sabréis, pero mi región es conocida por unos fantásticos ahumados que acompañan muchos platos de pasta, como los deliciosos pappardelle col sugo di cinghiale.

Realmente, la historia que acompañaba esta visita...ha sido muy, pero que muy macabra. Todavía tengo los pelos de punta y creo, que no se si seré capaz de poder relatarla.
Tras las cámaras frigoríficas, se descubrieron restos humanos. Nadie sabe muy bien como llegaron, pero, los carabineri, dijeron que pertenecían a unas 15 mujeres. Curiosamente, cerca de il Duomo de Florencia, durante la misma época, desaparecieron una treintena de turistas. Nadie llegó a saber que sucedió con ellos...pero Tomaso asegura, que algunos de ellos, sobretodo, las féminas eran esos cuerpos que se encontraron en la fábrica de embutidos.


Evidentemente, tras macabro relato, yo ya no estaba dispuesto a escuchar más historias. Así, que nuevamente de vuelta hemos cogido las bicicletas y a golpe de pedal hemos retornado a nuestra aldea.

Pero, Tomaso, como buen orador que es, ha aprovechado el camino para relatarme la historia del Postino. Parece ser, que hace unos sesenta años más o menos, el cartero del lugar, iba de un pueblo a otro en bicicleta llevando la correspondencia. Dicen que se hizo famoso por la gran velocidad que alcanzaba con ella. Y claro, está...sin duda alguna debe ser cosa de brujas. Según dice Tomaso, hizo un pacto con el diablo y su bicicleta podía incluso hasta volar.


Ya en la cafeteria de Franco, saboreando un delicioso macchiato, hemos continuado la grata charla. Tomaso, insistia en ir a ver los restos de la bicicleta del Postino, que se encuentran justo al lado del buzon de correos. 
Así, que tras el café, hacia allí nos hemos dirigido. Me ha asombrado ver el estado en que se encontraba la bicicleta. Y Tomaso, nuevamente me ha explicado, que al parecer, según dicen, si por casualidad, tocas el timbre de la bicicleta en un 29 de febrero, como por arte de magia el cartero aparece en tu casa con una carta. 


Yo no se bien si todas esas historias son realidad o meras leyendas aldeanas, que adornan y dan encanto a tan precioso lugar.
Pero, de lo que estoy seguro es de que todas ellas acompañaran los relatos de mi guia y le darán ese toque especial que buscaba, ese toque que nos transporta entre la fantasía y la tradición ancestral.



viernes, 12 de abril de 2013

El bizcocho de Julia

Hoy me gustaría traeros una receta muy especial, la de mi vecina Julia. Julia es mi vecina de toda la vida y a pesar de la diferencia de edad, tenemos dos intereses en común: la pintura y la repostería.
Hace unos meses llegó a Barcelona la primera feria repostería creativa "Bcnandcake" y para allí que nos fuimos. Teníamos entradas para dos días, pero el primer día tras más de tres horas de cola, no conseguimos entrar. En la cola, volví a encontrarme con Magda, la nuera de Julia, a la que no había visto desde su boda. Magda, es una excelente repostera que ha decidido hacer de su pasión su oficio. Así, que si os gustan la repostería creativa y los postres caseros no dudéis de pasaros por "Sal i sucre bcn", no os arrepentiréis. 
Bueno, volviendo a ese día, Magda fue la única que aguantó una hora más para poder entrar a la gran feria. Nosotras, volvimos al día siguiente, pero por separado. Julia con su nuera y yo más tarde, cuando ellas ya en el interior, me animaron a ir. La verdad es que me había quedado muy desencantada y no tenía ningún tipo de ganas de volver a estar haciendo unas largas colas de tres horas para después decirnos que cerraban las puertas del recinto.

Es curioso, como el destino, cuando fluye, fluye de verdad. Ellas habían ido por la mañana y habían hecho una pequeña cola de una horita más o menos...yo me acerqué a la hora de la comida...y alucinante. No me lo podía creer, ¡no había cola!. Así que en un plis, estuve dentro y allí nos comimos un bocata y disfrutamos de la feria.

Desde ese día, Julia y yo, nos vamos pasando recetas y evidentemente, los resultados de las recetas. Ya que el dulce en compañía se disfruta mejor.

Así que hoy os traigo un bizcocho casero, el bizcocho de mi vecina Julia. 


"El bizcocho de Julia" 

- 3 huevos
- 2 vasos de azúcar
- 1/4 de vaso de aceite
- 1/2 vaso de zumo de naranja natural
- 2 vasos de harina
- 1 sobre de levadura química
 - la ralladura de una naranja

Antes de empezar, un pequeño apunte. Julia me pasó la receta con las medidas de un vaso y para elaborarla yo he utilizado un pequeño vaso de cristal que tiene más años que matusalen. Para intentar ser precisa, es más o menos del tamaño de un yogur y he pasado la medida a un medidor y exactamente, si lo llenas te sale 125 gr o ml, ya sea el ingrediente solido o líquido. 
Os dejo una pequeña foto para que lo veais en plena acción, en el momento de ajuntar la harina.

Primero de todo, ponemos el horno a calentar a 180 ºC y una vez elaborado el bizcocho lo hornearemos durante unos 45 minutos o hasta que al clavarle un palillo salga límpio.

Y ahora si, pongamonos manos a la obra. Como ya sabeis, a mi me gusta separar las claras de las yemas y ayudándonos de unas varillas electricas, montarlas a punto de nieve, ya que de esta manera, tras dejarlas reposar, cuando finalmente las incorporemos al bizcocho, este quedará muchisimo más esponjoso y suave. 
Tomamos un bol en el cual mezclaremos las yemas de huevo con el azucar. Si teneis unas varillas electricas, ayudaros de ellas, ya que la mezcla queda más homogenea y sin grumos.
Una vez hecho esto, añadiremos el aceite y removeremos de nuevo. Veremos como la masa va cambiando de más solida a más líquida en función de los ingredientes que le vamos adjuntando.
Continuaremos, versando el zumo de naranja recién exprimido y mezclaremos hasta obtener una masa completamente líquida. 
Ahora es el momento de incorporar los ingredientes, que harán sólida nuestra masa y más homogenea. Primero añadiremos la harina, a la que previamente le habremos adjuntado la levadura quimica. Y removeremos para ligar la masa con la ayuda de las varillas electricas. Después, añadiremos la ralladura de la naranja y nuevamente mezclaremos la masa.
Para acabar, ayudandonos de unas espátulas, incorporaremos las claras montadas a punto de nieve a la masa y removeremos suavemente.
Llegados a este punto, vertiremos la masa en un molde y ya la tendremos lista para hornear.

Evidentemente, una vez hecho el bizcocho podeis decorarlo como más os guste. Esta vez, he optado por rellenarlo con mermelada de fresa casera y con Candy Melts de color turquesa. Para los que no sepais lo que son, os diré que son unas pequeñas pastillas de algo parecido al chocolate blanco que ya están teñidas y que una vez que las derrites sirven para decorar bizcochos, galletas, pop cakes... Podeis comprarlos por internet o en tiendas especializadas. Yo me hice con ellos en la feria de reposteria y he encontrado en esta ocasión un momento ideal para utilizarlos.

A ver, si os soy sincera, no me han acabado de convencer del todo. Si es verdad, que el gusto ligeramente a vainilla les da un punto, pero, vamos, nada que no puedas conseguir con chocolate blanco, esencia de vainilla y colorantes alimentarios. Al final, sale más barato.

Esta vez, el bizcocho tenía un porqué. El jueves fue el cumpleaños de Rocío, de la que ya os hablé en el post de los Coke Cupcakes y para celebrarlo, todas las Liantas de Lío decidimos regalare una foto con algo dulce hecho por nosotras. Si, Rocio es genial haciendo Cup Cakes, mirar su post en Sweet Confetti.
Así, que me decidí por utilizar un estupendísimo molde de silicona con forma de corazón que compré en el Ikea. Evidentemente, vosotr@s podeis utilizar el que más os apetezca o el que tengais más a mano. Ser creativas y dejar volar la imaginación.


Para acabar, susurraros una pequeña confidencia...si algo tiene el Bizcocho de Julia es que queda super esponjoso y tiene un gusto delicioso. Así, que si no os apetece complicaros la vida, sin rellenarlo ni decorarlo os resultará buenisimo acompañando un buen vaso de leche. 
Si, lo confieso...solo esta de vicio. ;)






domingo, 7 de abril de 2013

Con faldas y a lo loco

Esta semana, me gustaría presentaros una alternativa clásica. Vivimos en un momento, donde parece que las innovaciones hayan llegado a su fin y que ya no sepamos que inventar. Ahora, la moda está en lo antiguo. Lo retro y lo vintage, triunfan en medios como la moda, la decoración, la fotografía...pero, incluso en esa gran fabrica de imágenes que es el cine, hay como una vuelta al pasado. Se filma en blanco en negro y se hace remakes. Lo mejor de todo ello, es que surgen nuevos directores que emulan o recuerdan a los grandes de antaño y películas con ese toque que tenían los grandes del cine.

Entre ellos está el gran Billy Wilder, el maestro de la comedia ácida y romántica, siempre rodeado de grandes actores con su peculiar visión de planos cortos y medios unida a una gran capacidad de contar historias.

Este grande, tiene muchas grandes películas, pero de todas ellas, la que yo recuerdo con más cariño y con la que más me he reído es: Con faldas y a lo loco.

 

¿Que sucedería si en un mismo film, juntas a la voluptuosa Marilyn Monroe, con los dos genios de la comedia agridulce, como Jack Lemmon y Tony Curtis? Billy Wilder lo tuvo claro y con ellos creo grandes momentos y una divertidísima historia que os voy a tratar de explicar.

Todo empieza en un ajuste de cuentas, entre unos mafiosos durante la ley seca. Dos amigos, los geniales Tony Curtis y Jack Lemmon, se ven mezclados en él y son testigos del asesinato. Así, que no les queda más remedio que huir y desaparecer durante un tiempo.


Por fortuna, tienen un golpe de suerte, ya que se necesitan dos músicos para un grupo musical. Justo los instrumentos que ellos tocan, el saxo y el contrabajo. El único hándicap, es que se trata de un grupo musical femenino y que para poder acceder al él, van a tener que ponerse faldas y tacones altos.

De esta manera, logran dar esquinazo momentáneamente a los malos e iniciar un viaje lleno de comicidad y peripecias.


Ya sobre tacones, aparece la siempre voluptuosa y objeto de deseo Marilyn...en el papel de Sugar, la ingenua cantante que toca el ukelele y sueña con enamorarse de un tipo rico e intelectual. Y señores, la comedia está servida. No se si lo sabréis pero de esta película, surgió el musical Sugar.

Una de mis escenas favoritas se sucede en la playa. Primero, porque una es muy curiosa, y tenía ganas de ver como el genial Billy Wilder, resolvia el tema bañador femenino con el divertido Jack Lemmon. Y segundo, porque el embaucador Toni Curtis, muestra todos sus encantos de la manera más enigmática posible para enamorar a la ingenua Marilyn.


Paralelamente, a tan dulce historia de amor, surge otra de lo más divertida. Entre un Jack Lemmon cada vez más metido en su papel de chica bum, bum y Joe E. Brown, en el divertido papel del multimillonario Oswood, que nada más ver a la encantadora Daphne, cae rendido a sus pies. Entre ellos dos surgen quizás los momentos más divertidos y hilarantes.

Podría decirse que Con faldas y a lo loco, no es tan solo una comedia romántica, sino que en el fondo nos relata en clave de humor muchos temas. Entre ellos podríamos destacar la doble vida o el tener que ocultar la propia identidad para poder seguir viviendo, el alcoholismo y las buenas apariencias...y como no, la amistad. ¿Qué es lo que no hace un amigo por su amigo, o una amiga por su amiga? Jerry y Joe lo tienen claro y ya sea vestidos o no de mujer, queda clara su gran amistad en uno de los momentos mejor rodados, el de las dobles citas.


Si hay algo, a parte de los geniales diálogos y de ese toque de humor ácido de las comedias de Billy Wilder, es el gran trabajo de fotografía e imagen que hay detrás. Planos cortos y medios, con alguno largo se enlazan para dar sentido a la historia. Hay un montón de fotogramas con los que me quedaría, ya que el trabajo de la luz es fantástico. Todo y que los exteriores de la playa y los nocturnos en el mar son mis preferidos, he de reconocer que los planos cortos en el vagón de tren y en el barco, están genial. Me fascina el trabajo que hay en ellos con la luz, como las sombras dejan entrever lo que realmente es importante. Como se juega con lo que se ve y lo que no se ve.

Pero volvamos a nuestra historia, la de los dos amigos que para huir de la mafia tienen que vestirse de mujer y van a parar a un fantástico hotel en Florida con vistas al mar. Evidentemente, los malos vuelven. Sino no habría historia y van a dar con ellos por casualidad. Una nueva matanza, pum, pum, pum y gracias al gran Oswood todos se salvan. Y volvemos al mar y a su escena final.


Si, sin duda alguna el final de este film, podría ser el principio de otra película. Rodado a mar abierto, con una imponente luna en el segundo plano que ilumina toda la imagen, surge uno de los diálogos más recordados, tras la frase de Casablanca : siempre nos quedará Paris.

Oswood inicia emocionado una conversación con Jerry, vestido de Dafne: 

- Hablé con mamá, estaba tan contenta que hasta lloró.Quiere que lleves su vestido de novia, es de novia, es de encanje blanco.
- Oswood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Seguro que ella y yo no tenemos el mismo tipo.
- Podemos reformarlo.
- ¡No! No hace falta, Oswood, he de ser sincera contigo, tú y yo no podemos casarnos.
- ¿Por qué no?
- Pues... primero porque no soy rubia natural.
- No me importa.
- Y... fumo. Fumo muchísimo.
- Me es igual.
- Tengo un horrible pasado, desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonísta.
 -Te lo perdono.
- Nunca podré tener hijos.
- Los adoptaremos.
- No me comprendes, Oswood... ¡Soy un hombre!
- Bueno... NADIE ES PERFECTO.

Si, como no, esta es la frase de este film es: nadie es perfecto.


Y eso es todo amig@s...hasta el próximo film. The End.


jueves, 4 de abril de 2013

Me llaman Nico el autista

Mi abuelo tiene una caja que me fascina. La cajita de madera que está encima de la mesita del recibidor. Cada día, al despertarme me gusta ir hacia ella, acercarme y mirar esos objetos circulares que hay en ella. Me gustan sus colores y sus formas. Se parecen al gran círculo que hay en el salón de la abuela. Pero, estos no hacen ruido. El gran circulo de la abuela, gira sin parar y hace tic-tac. 

Mamá siempre me observa extrañada. A mi me gusta coger el que es rojo, como la boca de mamá. Lo hago girar y girar. Entonces se mueve como el gran círculo de la abuela, mientras con mi boca hago tic-tac, tic-tac, tic-tac, tic-tac...


Se que mamá se pone nerviosa, pero a mi me gusta el gran círculo de la abuela y todos los días coger el mio y hacerlo girar. Ayer, vino a casa otro igual que yo. Mamá lo llama "tu primo". A mi no me gusta, siempre me molesta. Esta mañana, al despertar, he ido hacia la cajita del abuelo, pero "tu primo" la había cogido y puesto en otro lugar. He empezado a chillar. Entonces la veo, es Medusa la niña sin ojos del mar. No quiero verla. Quiero la cajita del abuelo. Chillo y me pego en la cabeza. 


Mamá se pone triste cuando me pongo así. Pero, Medusa quiere comerme. Quiero la cajita del abuelo. El gran círculo es mi amigo. El gran círculo me gusta. "Tu primo" me ha dado la cajita del abuelo y tengo mi círculo rojo y lo hago girar.

Después de desayunar. Cada día mamá me coje de la mano y salimos fuera. Cuando estoy fuera siempre estoy nervioso. Tengo miedo de ver a Medusa, la que quiere comerme. Así que suelo ir andando y haciendo ruiditos para espantarla. A veces, cuando nos paramos en el círculo rojo, tengo miedo. Y empiezo a chillar y me pego en la cabeza. No me gusta el círculo rojo. Me gusta caminar y moverme cuando estoy fuera.


Hoy como llovía, hemos tenido que ir en el coche grande. Me gusta ir en el coche grande. Mamá se pone nerviosa porque cada vez que entramos en la oscuridad, me pongo a cantar. Me gusta cantar las canciones de la tele. Me gusta el cola-cao. En la oscuridad siempre canto: - es el cola-cao, desayunos y meriendas... natillas danone listas para tomar... somos ciudadanos de un lugar llamado mundo... 

Hoy he cantado poco, porque solo hemos entrado una vez en la oscuridad. Enseguida hemos bajado del coche grande y he llegado a "tu escuela". Me gusta "tu escuela". Allí esta la chica como mamá. La chica como mamá me gusta. Su voz me calma y me ayuda cuando no tengo el circulo que hace ruido. Ella no es Medusa. Además siempre se espera a mi lado cuando entro en "tu escuela" y cierro mis ojos para ver los circulitos de color. Me gustan los circulitos de color. Se mueven mientras abro y cierro los ojos. A mi mamá le asusta, pero la chica como mamá no tiene miedo y mientras yo abro y cierro los ojos, ella me habla y me explica que es lo que estoy viendo. Si, me gusta la chica como mamá. Ella no es Medusa. 


En "tu escuela" hay muchos iguales como yo. A todos nos gustan los círculos y los anuncios de la tele. No son como "tu primo". Me gusta venir a "tu escuela". La chica como mamá me explica muchas cosas. He aprendido que me gustan los círculos. Los círculos son importantes para mí. Por eso me gusta mucho la cajita del abuelo, porque tiene muchos círculos. 

Cuando salgo de "tu escuela", en la puerta está la abuela. Siempre me viene a buscar y esperamos a mamá en el salón de la casa de la abuela. Allí está el gran círculo, con su tic-tac, tic-tac, tic-tac.


Me gusta el salón de la casa de la abuela. Tiene un gran círculo. Hoy mientras esperaba a mamá. La abuela hablaba con otra como la abuela. La abuela se ha puesto triste, porque la otra como la abuela, le ha dicho esa palabra que a mamá también le pone triste. A veces, oigo que me llaman "Nico el autista". "Nico el autista" pone triste a la abuela y a mamá. Pero, a mi me gusta. Es mi nombre. Y yo lo repito sin cesar.

lunes, 1 de abril de 2013

Mousse de chocolate y avellanas para Pascua.

No se si lo sabréis, pero en Cataluña celebramos el lunes de Pascua de una manera muy especial. Hoy es el día de la mona. Es el gran día del chocolate y según cuenta la tradición, su nombre procede del término árabe “munna”, que significa “provisión de la boca”, es decir, un regalo en forma de alimento dulce que los moriscos hacían a sus señores para celebrar que la Cuaresma había finalizado. Pero la tradición católica, introdujo, que fuesen los padrinos los encargados de regalar a sus ahijados una preciosa mona de pascua, totalmente confeccionada con chocolate.

Si hay algo que para mi es significativo en estas fechas es que cuando llega la primavera, ésta suele venir acompañada de una festividad intimista, de devoción y emoción que es la Semana Santa. A mi me encanta bajar al sur y sumergirme en ese sentimiento a flor de piel que producen las saetas y el cante hondo durante las largas procesiones. Aunque, también hay silencio, y al caer la noche es cuando suele salir la cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía, momento en el cual hasta el más duro de los corazones se encoge en la procesión del Silencio. Las calles suelen llenarse de negro, blanco y morado. Pero por encima de todos ellos, prevalece un color, un morado rosado que luce en los estandartes junto al dorado del sol.

Todos esos colores, esas emociones...me llevan a una canción y a la voz desgarrada de Edith Piaf, en la Vie en Rose.


Esta es mi Semana Santa...la del morado rosado, la de la emoción.

Retomando el tema más culinario, cada año, antes de acabar el cole y empezar las tan esperadas vacaciones de Semana Santa, solemos preparar una pequeña mona de pascua con los peques. Hace una semana decidimos romper los moldes y en lugar del típico bizcocho con los huevos de chocolate, optamos por una versión más dulce y muy fácil de elaborar con los peques, donde el chocolate fuese el rey.

Y esa es la receta que hoy os traigo aquí, como una alternativa sencillita pero resultona como alternativa a la tan querida mona de pascua.


"Mousse de chocolate y avellanas" 

- 100gr de chocolate para postres
- 370gr de leche condensada
- 100g avellanas tostadas peladas
- 50g mantequilla
- 2 huevos
- 1 cucharadita moka de café soluble
- 1 cucharadita moka de coñac

Antes de empezar, lo que haremos será separar las claras de las yemas y ayudándonos de unas varillas electricas, montar las claras a punto de nieve y dejar reposar mientras empezamos la elaboración de la mousse.
Tomamos un bol que pueda ir al fuego y fundimos al baño maría el chocolate previamente troceado junto a la mantequilla.
Retiramos el bol del fuego y dejamos reposar un minuto más o menos. Entonces, añadiremos las yemas una a una y removeremos con la ayuda de unas varillas eléctricas hasta que queden bien integradas.
Llegados a este punto, tomaremos las avellanas que previamente habremos picado y las agregaremos a la masa y las mezclaremos bien. Tener en cuenta que en función de como dejéis las avellanas si picadas o molidas, la mousse al final tendrá una textura diferente. A mi personalmente, no me importa encontrarme pequeños tropezones, por lo tanto suelo picar las avellanas en lugar de molerlas.
Entonces verteremos la leche condensada y removeremos hasta que la masa quede más compacta y tenga más cuerpo.
Una vez hecho esto, añadiremos el café soluble junto con el coñac y volveremos nuevamente con ayuda de las varillas eléctricas a mezclar hasta que la masa quede bien ligada.
Finalmente, incorporaremos las claras montadas a punto de nieve y las mezclaremos con la masa lentamente, ayudándonos de una espátula. Veremos como poco a poco, la masa que inicialmente tenia una textura más compacta, empieza a volverse esponjosa.
Entonces, repartiremos la mousse en copas o cualquier otro envase de cristal y la dejaremos reposar en el refrigerador durante unas horas.


Si queréis, con los peques podéis reciclar los tarritos de yogur transparentes y colocar allí vuestra mousse. Y evidentemente, en la mousse para niños, no es necesario añadir ni el coñac ni el café. Si lo probáis veréis que queda muchísimo más dulce y su gusto te recuerda un poco al de la nutella.


Como os iba diciendo, esta mousse como alternativa a la mona de pascua, puede complementarse con unos bizcochitos o incluso pan bimbo cortado con formas con los moldes de las galletas y utilizarla como si fuese una pasta para untar. Realmente, el experimento queda delicioso ya que como veréis queda una textura muy especial.


Como decía el entrañable Bugs Bunny... eso es todo amigos!!! ;) Espero que hayáis podido disfrutar de un dulce lunes de Pascua. El mio como veis ha sido lleno de chocolate y texturas.


Me gustaría dejaros un pequeño imprimible como motivación a esos días grises que todas tenemos, en los cuales, sin saber porque, el chocolate siempre nos ayuda a sentirnos mejor.